MIEDO DA A VECES COGER UNA PLUMA

"Miedo da a veces coger una pluma y ponerse a escribir,
miedo da a veces tener miedo a tener miedo [...]"
Gloria Fuertes

martes, 25 de octubre de 2011

De huir de lo que se persigue...

Hace poco una persona no muy sabia me hizo cierto comentario. Y a pesar de que esta persona me demostró con suficientes hechos –por no decir demasiados- su falta de buen criterio y sabiduría, creo que este comentario, tan sólo éste y tal vez tan sólo aplicado a mí: es algo acertado. El comentario fue en respuesta a una invitación que le hice alguna mañana (también pudo haber sido una tarde o una noche, no recuerdo) de salir al parque a correr conmigo. Me contestó que ‘correr es para cobardes’. Como dije, no es un comentario muy sabio, sobretodo si se considera que viene de una persona que ha luchado (medio pasivamente, eso sí) contra el sobrepeso toda la vida.

De cualquier modo, últimamente, cuando salgo a correr, me doy cuenta de que hay momentos en que mi trote se quiere convertir en un correr desesperado. Hay momentos en que desearía poder correr lo suficientemente rápido como para olvidarme de a dónde voy. ¿Por qué no lo hago? Bueno, diré la excusa que tengo más a la mano: no me dan las piernas ni los pulmones. No hay necesidad de subrayar lo metafórico de la situación. Es del tipo de comportamientos en pequeñas situaciones de la vida diaria que con proyectarlos un poco, pueden dar al actor cuenta de muchas de sus posturas –en caso de que no las hubiera detectado desde antes, o confirmándolas si ya lo había hecho. Por ejemplo, si se trata de proyectar mis conductas en el deporte, también puedo decir que no me gusta correr en pista, prefiero salirme de ella y correr por las calles, sin rumbo fijo, sólo cuidando regresar al punto de inicio para no perderme. Tampoco me gusta salir siempre a la misma hora. Un día salgo de mañana y otro a medianoche (literal). Y eso sí que se extiende a muchas de las cosas que hago. Mi fobia a la rutina, supongo, me dicta que las cosas deben hacerse, sí, pero no en el mismo orden ni de la misma manera siempre.

Total que, mi conclusión al proyectar lo primero de lo que hablé (mi necesidad de conseguir un dolor de caballo) es que estoy huyendo de algo. Lo extraño es que si analizo otras situaciones, parecería que persigo algo. Parecería que he perseguido un cambio, que persigo un trabajo, una estabilidad académica, cierta independencia, etc… Todo esto lo he pensado mientras corría, y mientras corría fue que tuve una sensación curiosa de estar huyendo de lo que persigo; o viceversa. No lo tengo tan claro. Me encantaría decir que soy un caso raro de psicología. Pero sé que no es así. Y menos por esto. Creo que es una condición algo inherente al ser humano moderno. Huir de lo que persigue; o viceversa (no lo tengo tan claro). Buscando una pareja toda la vida para estar huyendo de ella después de que la convivencia ha sobrepasado el tiempo de la sorpresa diaria. Buscar un buen trabajo para huir desesperadamente de él en cuanto hay unos días libres por fiestas nacionales, la excusa de una enfermedad, lo que sea. Buscar casi cualquier cosa para después tratar de esconderse de ella.

Es así. No entraré en detalles porque no los tengo. Como dije, no lo tengo tan claro. Me incomoda. Es un buen momento para tratar de huir de la explicación que estuve persiguiendo intensamente -lo cual se me da muy bien- por una hora.