MIEDO DA A VECES COGER UNA PLUMA

"Miedo da a veces coger una pluma y ponerse a escribir,
miedo da a veces tener miedo a tener miedo [...]"
Gloria Fuertes

domingo, 8 de diciembre de 2013

De una carta...

Querido tú:
seguro has estado esperando a que escriba. Sé que has estado esperando a que escriba. No he escrito porque tengo poco o nada que escribirte. Todo lo que pueda decir ya está dicho y con palabras no se borran las palabras. Y con letras no se borra un beso. Este invierno, cuando veas las nubes sobre tu casa, cuando te asomes de noche a la ventana, cuando pelees contra el viento, estarás diciendo todo lo que ya se ha dicho. Recuerda que no hay nada nuevo, ni en ésta ni en ninguna otra carta. Se escribe lo que ya pasó, aún cuando se habla del futuro, sólo se puede escribir de él porque ya no es nuevo, ya se ha pensado, ya se ha vivido de otras mil maneras. Por eso, aunque quiera entregarme al dolor, me está siendo muy difícil sufrir. Si esto nunca ha sido nuevo, hoy lo es aún menos. Menos que menos que menos. Como me he tardado, no sé ya si buscarás mi carta, pero sé que no importa que la encuentres porque tienes otras muchas  cartas en donde todo ya está dicho. ¿Me escuchabas cuando te miraba? ¿Me escuchabas cuando te escuchaba? Y tu pelo, ¿era realmente tu pelo? ¿O de quién era? ¿O quién eres? ¿O quién? Ahora seguramente lo ves más claro, ahora seguramente entiendes mejor eso de que las palabras no cambian nada. Yo aquí, preguntándome si tú eres tú y tú ahí siendo tú todo el tiempo, o al menos sin darte cuenta cuando dejas de ser tú si es que eso sucede. Tú tú tú y tú para ti. Y ahora yo para mí. Yo para yo. Ahora que lo pienso, no estarás entendiendo nada. Ni tú ni yo. Nunca entendíamos nada y por eso ahora estoy escribiéndote una carta que no sé y no importa si te llegará o si la buscarás o si la encontrarás. Y cuando vuelvan las flores todo se habrá ido y eso es trágicamente gracioso, eso es tragicomedia. Más trágico que media. Trágico y media o trágico y medio. Hasta que el trágico se pierde por ahí, en algo más novedoso, y uno se queda con un medio. Un medio indefinido, indefinible; un medio que a veces se estanca e incomoda, pero al que no se le puede hacer nada hasta que vuelva la tragedia -o la comedia, en todo caso. Un caso en el que si me lo preguntan, es peor. La comedia es el día a día, es la costumbre. Es eso que es insípidamente feo y, sin embargo, cuando te vayas llévate todo: llévate tu ropa, llévate tus juegos, llévate tus zapatos y tus libros, pero por favor, no te lleves la costumbre. No te lleves esa hora del almuerzo ni la caminata de las noches a casa porque ¿qué voy a hacer yo con esos espacios tan grises que ahora se quedan en blanco? Y eso es lo terrible, si es que a algo en esta vida ya se le puede llamar terrible cuando en el fondo sabemos que todo es una sátira. Somos una sátira de nosotros mismos y por eso a veces te reías en medio de la decadencia, porque eras capaz de salirte y de vernos desde fuera y éramos sinceramente cómicos, ridículos. Y lo peor o lo mejor es que a veces teníamos la intención de que así fuera, inyectando emociones a nuestras vidas de autómatas para hacerlas más soportables. Las hicimos tan soportables que las volvimos insoportables y ahí se acabó: has tenido que llevarte la costumbre porque era insostenible. Y ahora, como yo, seguro has vuelto al equilibro, a la sostenibilidad. Es también costumbre pero de otro tipo, del tipo de personaje secundario de una novela best seller, donde todos aquellos que no sean el protagonista son extraordinariamente ordinarios. Maravilloso. Y aun así estás esperando mi carta, aunque sabes que te va a sacar de la nueva estabilidad, del espléndido y seguro aburrimiento aunque sea por un rato; y aun así te estoy escribiendo la carta, con el exacto mismo propósito. Soberbio. Tanto saber que las palabras no hacen nada, tanto decirlo,  para que al final nos embarremos en ellas, nos regodeemos en ellas, las abracemos y las consumamos hasta el hartazgo. 

Yo.

P.D.: Y pongo punto porque verdaderamente soy yo, y acabo en mí y acabo en yo y yo y yo. Aclaraciones innecesarias donde las hay.

1 comentario: