MIEDO DA A VECES COGER UNA PLUMA

"Miedo da a veces coger una pluma y ponerse a escribir,
miedo da a veces tener miedo a tener miedo [...]"
Gloria Fuertes

viernes, 23 de octubre de 2015

De volver...

A veces, me sigo sintiendo la misma niña perdida. La niña que se giró para tomarle la mano a su madre y se la tomó a un extraño. Desengaño que llega hasta lo más hondo del pecho. Y como si quemara, el reflejo tardío de intentar soltarme, de gritar, de llorar. Todos esos sueños sobre monstruos tirándome de los pies para impedirme salir a la superficie a respirar.

Dos golpes, despertar, el corazón en los oídos y en las puntas de los dedos. Calla, corazón, no hagas tanto ruido que despertarás los recuerdos. Pensar en volver, siempre pensar en volver. Pero no se puede volver porque no hay nada ahí para nosotros, para los niños perdidos que hemos huido buscando algo más, buscando cualquier cosa, cualquier otra imitación de la vida o la felicidad.


Y, sin embargo, buscar siempre mirando hacia atrás. Buscar algo nuevo en lo que sabemos viejo: un detalle, algo que se nos haya pasado y que nos dé la excusa o la justificación para volver sobre nuestros pasos y decir a los cuatro vientos y al abrazo perdido: me equivoqué.

Por qué las grosellas en verano

A ti, sin esperar nada, pero pidiéndote así todo.

Nos ha caído el verano demasiado temprano. Temprano como aquella mañana en que desenvolviéndome, despegando las sábanas, te dejé y dormías, sin decirte a dónde iba. Ya la luz, aunque sólo empezaba la primavera, quemaba la mirada y yo caminaba por las calles y el pensamiento iba y venía y siempre volvía a ti. Así ese primer alivio de llegar y verte, mientras las nubes blancas entraban por la puerta abierta hacia el balcón.

Qué corta todavía nuestra historia cuando ya ha llegado, falsamente amigable, el verano y lo ha secado todo. Ese incendio que se acerca a lo lejos y del que intentamos huir mientras en mi lengua se quedan las palabras que pretendía decir después, en ese día cuyos frutos se queman ya. Y al mirar hacia atrás, es más bien una ola lo que viene, tira de nuestros talones y nos hace llegar hasta ese mismo fondo salado de las lágrimas que me dices, que me pides, que me recriminas, que me preguntas, que no entiendes y que jamás podré explicarte.

Y yo, que sólo hubiera querido ver los corales y los colores de esa vida a la que no tenemos acceso, ahora me quedé así, de pie en la roca de la falsa seguridad, intentando que la espuma no me seduzca a volver al vaivén de la marea azul, verde y de nuevo blanca como la misma luz de la misma primavera en que todavía bajaban a visitarnos los astros en las noches de humo y campanas, cuando todavía intentaba explicarte lo que eran las grosellas.

Y quisiera decirte que lo siento y que vuelvas, pero sobre mis palabras suena la sal que nos sepulta y al final somos estatuas confundidas. Miramos sólo hacia un lado sin creer en nada más, invadidos por el miedo a que nos deshaga la lluvia templada y nos disolvamos en la nada. Y así crece la distancia y se aferran las raíces entre los frutos del bosque, aunque yo quiera decirte que te quiero.

Tiene la noche un tartamudo

Soñé que ya no me querías.Soñé…
Soñé.
Soñé, Soñe, Soso-so-soñé. 
So
Ñe que ya no me querías.
Pero me quieres. 
Pero me quieres y mis sueños soñé.
Cuando sueño contigo…
cuando sueño de ti y desde ti y hacia ti.
Y soñé. Y sueño y sueñas. Y soñamos. 
Por eso, por eso quise.
Quise que ya no me soñabas.
Quise…
Quise. 
Quise, quisé, qui-qui-se. Quie
Ro. Amé.