MIEDO DA A VECES COGER UNA PLUMA

"Miedo da a veces coger una pluma y ponerse a escribir,
miedo da a veces tener miedo a tener miedo [...]"
Gloria Fuertes

miércoles, 10 de agosto de 2011

Del Miedo...

... o del Status Quo

Tiene miedo. Le aterra –un poco, tan solo un poco- desprenderse de todo. De todo lo que significa para ella comodidad y costumbre. Aunque sea sólo por un rato, si ese rato es muy corto, significa prácticamente fracaso. Inminente fracaso. Por eso debe desprenderse no sólo de los objetos sino de los estigmas sociales con los que la han moldeado desde hace tanto tiempo. Piensa en su propia futura transformación. No más sedentarismo, es un invento aburrido y limitante. Viajar y conocer, errar un poco o no tan poco, no es sinónimo de inestabilidad. Puede significar todo lo contrario, puede una persona estar en tanto equilibrio que ir sin rumbo espacial definido (y es importante aclarar que el rumbo no definido es el espacial, porque ir sin rumbo temporal: es completamente distinto) no le destruya en ningún nivel.

Tiene miedo. Sabe lo que piensa y lo que debe sentir, o lo que cree que debe sentir. Posiblemente esté un tanto equivocada al creer que debe sentirse valiente. ¿Qué es ser valiente? La voluntad es lo que verdaderamente define la cobardía o la valentía. Y tal vez un poco la suerte. Pero ella siempre ha tenido suerte. Al menos eso es lo que quiere recordar en estos momentos, justo antes de lanzarse.

Tiene miedo. Maldita sea. Llega casi a ser pánico incontrolable –casi, sólo casi. Levanta las manos a la altura de sus ojos, buscando tranquilizarse al ver algo conocido. Sin embargo, sólo encuentra dos contornos de manos algo irregulares. Las líneas y los pequeños círculos que forman las huellas digitales únicas de cada ser humano, no están. No están. Ella tampoco está, realmente. Sólo cree que está. Esa creencia va forzosamente disminuyendo poco a poco. Mucho a mucho. Y mientras su conciencia de sí misma se desvanece, el cosmos entero hace lo mismo -a su parecer, por supuesto.

Tiene miedo. Sólo le queda el miedo. No percibe nada más allá del miedo. Un miedo papilionáceo que va extendiedo sus alas de animal nocturno. Parece tener ojos en las alas. Parece que no hay manera de esconderse porque sus ojos están en todas partes, un intento de mariposa nocturna con patrones demasiado definidos. Asquerosa y repulsivamente definidos. ¡Oh! Por un momento cree encontrar su salvación en el asco. Cree que el asco puede ganarle al miedo. Pero no es así, porque no es el miedo lo que le da asco…

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